jueves, 27 de diciembre de 2012

Solas: Gozos y sombras de una manera de vivir

Solas (1999) de Carmen Alborch
En 1999, Carmen Alborch escribió este libro sobre la soledad, y en especial sobre cómo viven la soledad las mujeres. De esta interesante lectura he extraído los siguientes párrafos, que tienen mucho que ver con nuestro grupo de apoyo al sufrimiento y la dependencia emocional:

"La terapeuta norteamericana Betty Carter nos narra la experiencia de un grupo de mujeres entre treinta y cinco y cincuenta y cinco años que pusieron en evidencia la convicción de que no podían sentirse felices ni plenas sin un hombre (...) Por el temor que les producía la ausencia de un hombre a su lado, parecían dispuestas a tolerar casi cualquier cosa en la relación antes que arriesgarse a perderla. A lo largo de la terapia hubo muchas manifestaciones de empatía y comprensión, y aunque cada una se sentía abrumada por su propia situación, todas pudieron considerar con mayor objetividad la de las demás y cuestionarse mutuamente su sensación de impotencia (...)
Necesitaba ayuda para dejarle. Sara ejerció un papel importante en el grupo, ya que se negaba a aceptar la impotencia de las demás, no se unía a sus habituales diatribas contra los hombres y ubicaba resueltamente el conflicto en los mitos y expectativas que nos han inculcado.
A medida que pasaron los meses, las preocupaciones de las mujeres fueron cambiando lentamente de foco para centrarse en el tema de cómo hacerse cargo de sus propias vidas, tomar decisiones ventajosas para ellas mismas y pensar en lo que podían y deseaban hacer (...) 'El cambio principal para mí es no sentirme fracasada sin Robert ni sin cualquier otro' (...)
La sensación de que no tener un hombre al lado supone un descrédito para ellas y que, de algún modo, les quita la posibilidad de alcanzar una vida plena y satisfactoria (...)
La soledad es necesaria a la hora de construir un mundo interior rico e intenso y para mantener desde el propio equilibrio las relaciones interpersonales (...)
Están comprometidas consigo mismas y a gusto dentro de su piel."
pág. 96-100

"Y de la androfobia se pasa a las "mujeres que aman demasiado", título del libro de Robin Norwood que insiste en recordar que quienes suelen tener este problema son las mujeres, en tanto que "adictas a los hombres". Su propuesta es la sumisión espiritual, ya que sólo la conexión con un poder superior permitirá a las mujeres adictas a los hombres evitar este sufrimiento emocional, cambiando una forma de pasividad por otra." pág. 114-115

"A veces estamos tan obsesionadas con poseer al otro, tan colgadas, que no llegamos a disfrutar. Las mujeres que aman demasiado crean unas dependencias que son casi una enfermedad. Por eso es siempre importante no ofuscarse y tomar un poco de distancia, ver las cosas desde fuera." pág. 202

martes, 4 de diciembre de 2012

El compromiso real

Pese a los grandes avances de la ciencia, ante la angustia emocional o existencial no existe un paliativo verdaderamente eficaz. Los que han optado por la medicación muchas veces advierten que el efecto anestesiante no resulta en un desahogo efectivo de la libido. Esto es: adormecen a la bestia, pero no dialogan con ella ni la interrogan sobre el sentido de su presencia.

Cualquier explicación que uno se pueda dar dentro de su propio sufrimiento suele generar más y más sufrimiento pues se piensa dentro de la creencia generada por el propio mito personal, que sostiene este sufrimiento y para el cual el sufrimiento existe. La única solución es aprender a desconfiar, poner en remojo nuestras convicciones, para que poco a poco podamos desprendernos de él, como una piel de serpiente, en el sentido de que ya no sea más necesario pues a sido atendido y comprendido. El camino para llegar a esto es harto oscuro (depresión, tristeza, melancolía...). Pero uno se imagina este "camino oscuro" como una situación ante la cual yo realizo una acción visiblemente heroica, en un movimiento hacia afuera que reivindica mi convicción interior. Pero eso es caer en el mismo error, pues la batalla no se realiza fuera sino adentro. Si lo pensamos veremos que la palabra "oscuro" nos remite a algo oculto, que acontece entre las sombras, que no es visible, y por lo tanto, a una experiencia íntima, donde además, estamos solos. Sí, la auténtica batalla se desarrolla en la más austera soledad, o sea, en los pensamientos privados que ocupan nuestra mente y a los que damos legitimidad cuando bajamos la guardia. En el caso de la dependencia los percibimos como voces de queja, de rabia, de desconfianza, de justificación, de excusa, que nos invaden desautorizando un auténtico gesto de confianza hacia lo que podría haber más allá, o sea, la auténtica salida de lo "oscuro".

En el caso de la adicción a las relaciones, la falta de compromiso de la persona a quién amamos y que no nos corresponde, y que por tanto nos hace sufrir, no sería sino nuestro propio reflejo de una falta de compromiso real con nosotras mismas. El grupo de apoyo, como en una relación terapéutica, asume un papel de transferencia en el cual cada una se proyecta y ya no se trata más del grupo sino de ti. Entonces una escribe al grupo, asiste al grupo, se entusiasma con el grupo, se compromete con el grupo, y tras este primer paso en el que obtiene el subidón por la ficción de una conquista personal, viene el desencanto y, en el momento de la verdad, emerge la falta de un compromiso real, que es precisamente el punto de partida del trabajo a realizar y el objetivo único del grupo. Es justamente al reconocer que, en la acción, hacemos con el grupo aquello que, en la palabra, nos quejamos de los demás, cuando toma sentido la función de pertenecer a tal, pero es desgraciadamente cuando se llega a este punto crucial que muchas personas (se) abandonan.

Voy a explicar a continuación la experiencia personal que me llevó a hacer esta reflexión:
El fin de semana pasado, el sábado, la misma tarde de la reunión, yo había recibido una llamada personal que me dejó muy trastornado. Entonces cuando me preparaba para irme me encontré con mensajes de chicas que en el último momento habían decidido no asistir al encuentro. En ese momento fue cuando se libró la batalla en mi interior, y perdí. Me doblegué ante las voces de las que hablaba antes: "¿No ves que les da igual el grupo? Es una tontería lo que estás haciendo, cada una va a lo suyo, lo mejor es que pases de todo tú también y te quedes en casa cuidándote, qué bastante tienes con lo tuyo ¡qué se busquen la vida!". Así que por mi lado escribí un mensaje a las restantes para decirles que íbamos a estar solos (mentí) y que había decidido posponer la reunión (todo esto ¡una hora antes de su celebración!). Me daba igual todo, pues yo había decidido que daba igual. Pero de repente empezó a sonar mi móvil: Eran las chicas a las que había escrito, sorprendidas porque una se estaba preparando para salir, y la otra... ¡¡ya estaba ahí!! Le repetí mis excusas y finalmente me dijo: "Bueno, no te preocupes... no importa". Y es entonces cuando me di cuenta del error que estaba cometiendo, y le (me) dije: "¡Sí importa!". Todo, absolutamente todo el trabajo que había hecho en este grupo y en este blog no tenían el más mínimo sentido si ante esta prueba clave le daba la espalda y reconocía que lo que me pasa no es tan importante y no importa. Así que, vestido como iba, cogí la bici y bajé rodando hacia nuestro punto de encuentro.

Fue una reunión muy especial, porque me sentí francamente sostenido por las mujeres que ahí estaban. Me di cuenta de que yo no era tan importante, sino la voluntad que (no la mía, sino a través de nosotras) se estaba mostrando. Esto me recuerda el caso del efecto Madre Teresa de Calcuta: En la facultad de medicina de Harvard, el doctor David McClelland estaba estudiando el impacto que el amor tiene en la salud física. Para ello a estudiantes universitarios se les midió los niveles de inmunidad antes y después de ver un corto. El film mostraba imágenes de la Madre Teresa y sus misioneros de la caridad satisfaciendo las necesidades de personas pobres y necesitadas. Después de verlo los niveles de inmunidad habían aumentado significativamente en todos los estudiantes de la prueba, incluso en aquellos que informaron de sentimientos negativos hacia la Madre Teresa, considerando que era demasiado religiosa. Los detractores que se quejaban de que podría haber sido menos conservadora y más vanguardista, se dieron cuenta de que había fuerza en sus acciones, pues ella no hablaba de ello, lo hacía.

En el grupo lo más importante no es lo que uno dice, ni siquiera tener algo que decir, ni como te vas a presentar ni nada de esto, sino cumplir con el compromiso, pues ya no se trata del compromiso con el grupo, sino del compromiso contigo misma. Es cierto, aunque ese día no hubiera venido absolutamente nadie y sólo hubiera estado yo, el hecho de asistir y cumplir con mi compromiso, reconocer su importancia, decirme, no con palabras sino con hechos, "sí, tu recuperación es necesaria, mereces estar bien, aquí tienes a alguien (tú mismo) que te está mostrando que quiere que así sea", es lo más valioso (ver vídeo, un fragmento de la película "Angel-A" de Luc Besson).



Aquí, y solamente aquí, reside la auténtica fuerza, la fuerza que sólo aparece cuanto la tuya, tu pequeña e inconstante voluntad, que quiere lo que quiere, pero que rara vez quiere lo que se quiere en ti, se echa a un lado. Esta fuerza que te sostiene sin necesidad de tus aspavientos, pues no necesita de tu esfuerzo para ser sostenida, pues ella misma, sin necesidad de nada, se mantiene en pie, pues ella es LA verdad, son los hechos. ¿Qué miedo ante algo así, verdad? Porque ya aquí el ego y la ficción personal no tienen nada que hacer.

Para terminar, quisiera invitaros a la reflexión a través de este extracto de "Four Quartets", del poeta anglo-estadounidense T.S. Eliot:

"Para llegar desde donde no estás, tienes que ir por un camino donde no hay éxtasis. 
Para llegar a lo que no sabes tienes que ir por un camino que es el camino de la ignorancia. 
Para poseer lo que no posees tienes que ir por le camino del desposeimiento. 
Para llegar a lo que no eres tienes que ir por el camino en que no eres."

© Sergi Ferré Balagué

lunes, 12 de noviembre de 2012

Lo que siento ¿es real?

"Muchas gracias, Sergi, por este texto del "Mosaico de la Misericordia", me inspira mucho y para mí que tengo la tendencia a querer ayudar me da una lección y me ayuda. Miro a fuera, al otro, intento aconsejar y me olvido de mí. Y es que ahora me propongo poder hacer cosas como por ejemplo leer un libro, dibujar, hacer deporte.....cosas en las que lo importante no es el otro sino yo y como puedo entregarme a algo y disfrutarlo sin sentir ese vacío que debo llenar a través de otro. Quiero centrarme, aprender a estar conmigo misma, mimarme, tener vida propia. Curiosamente es entonces cuando los demás empiezan a respetarme y cuando me convierto en alguien interesante para el otro... al dejar de buscarlo." (Anónimo)

Si no siento lo que siento no existo, no soy nada ni nadie

Tú última frase "dejar de buscarlo" no necesariamente te lleva a tener una vida de anuncio "para el otro", dónde "empiezan a respetarme y (...) me convierto en alguien interesante", sino que si realmente es para "aprender a estar conmigo misma" te va a llevar a encontrarte precisamente con lo que rehuyes del texto, o sea, con lo que hay en ti, y por lo tanto a "(...) sentir ese vacío".

¿Por qué consideras que "ese vacío" está mal y no debería ser? ¿No eres tú (la misma que quiere "aprender a estar conmigo misma") la que "siente el vacío"? ¿Negar ser al vacío, no es negarte a ti misma una parte importante en el proceso de "centrarte"? ¿Qué es lo que te hace sufrir, el vacío en sí o la sentencia de que no debería estar ahí? ¿No lo sientes dentro de ti, no habita en tu interior, no te conmueve profundamente, no es verdad que existe... porqué entonces condenarlo? ¿Quién es el juez?

En el vacío uno se encuentra con lo que no es, desde donde no está, con lo que no tiene y con lo que no sabe ¡¡Qué mejor manera que relacionarte de verdad con lo "otro"!! Con el otro de verdad, con el que no te imaginas, y no con ese "otro" que es una proyección de uno mismo frente al cual se debe dar la talla. No se trata de hacerlo por ti, por tu ego, sino por lo que hay en ti, pues de otro modo siempre será una amarga victoria. Huyendo de la soledad te encuentras inevitablemente con lo que más temes.

Lo que sientes es real y ninguna determinación va cambiar esto. No es cuestión de abandonarse sino de encontrarse en lo que ya hay.

viernes, 9 de noviembre de 2012

No podía ganar: Él no me amaba y quizás yo tampoco

Tengo 32 años y por lo menos los últimos 6 años los he pasado tratando de ganar una guerra que de ante mano la tenía perdida. Obvio esto no lo sabía en un principio, siempre pensé que podía hacerle ver a mi pareja cuanto me necesitaba, cuánto valía yo y que sin mí no podía vivir. Esa fue mi eterna lucha hasta que la perdí, me di cuenta que no podía ganar, porque él no me amaba y quizás yo tampoco, simplemente vaciaba en él, todo mi deseo de ser, sí mi deseo de ser alguien, sé que es extraño escucharlo, pero yo no me sentía y aun no me siento alguien. Lo conocí en un momento, como muchos que he tenido en mi vida, en el que me sentía sola, él llegó y me prendí de él, yo sé el preciso momento en el que me "enamoré", fue cuando vi que podía protegerme, que podía estar ahí cuando yo necesitaba de alguien, esta sensación duró poco, él comenzó a mostrarse como era alguien frío, distante, que anteponía su profesión a mí, pero aun cuando no me gustó esto, yo ya estaba prendada de él, no pude zafarme. Así pasaron los años, yo empeñada en cambiarle, en mostrarle lo útil que era, lo buena mujer en la vida práctica y en la cama, y conseguí irme a vivir con él, 

Mi vida en pareja duró dos años, tiempo en el que no pude ser la mujer que él quería que fuera, no era buena cocinera, era floja, me la pasaba perdiendo el tiempo, cosas así me decía él, Y me castigaba no teniendo intimidad conmigo, llegaron a pasar 3 meses sin que intimáramos, en fin. Me convenció que la culpable de todo era yo, sin duda yo tenía fallas, pero no todo era mi culpa, hasta que un día él decidió romper conmigo, así de fácil, me pidió que me regresara a la casa de mi familia, y así lo hice. Desde entonces no lo he visto de esto hace 4 meses, lo que queda de mi orgullo me impide buscarlo. He ido a terapia, pero si bien comprendo mejor mi problema de dependencia, mi baja autoestima, y todo el rollo psicológico que esto entraña, no me siento mejor. Sé que es bueno que ya no esté con él, eso lo entiendo perfectamente, pero no puedo sentirme bien, me falta algo, siento cómo cuando uno camina en un cuarto oscuro y no sabe que va a encontrar en él, siento que me falta algo, que no sé a donde ir. Duermo mucho, no me puedo concentrar, entiendo que tengo depresión, pero la medicina, la terapia, la literatura no me bastan. Traté después de romper con él, de buscar otro hombre, y noto que los mismos síntomas aparecen, me siento ansiosa si no me llama, pienso todo el tiempo si he dicho lo correcto o si he hecho lo debido, etc., me aparecen ataques de celos, en fin.

Yo sólo quiero sentirme bien, quiero estar tranquila, la verdad no sé si un día pueda estar así, quisiera ayuda pero ya no creo en nada, ni en la psiquiatría, ni en la psicología ni en la religión, he perdido la confianza en que un día estaré bien, no soportooooo estar sola, aun cuando mi vida entera lo he estado. Si alguien lee esto y sabe de algún método sea científico o mágico que me pueda ayudar, lo agradeceré.

martes, 6 de noviembre de 2012

Actuar compulsivamente mi deseo de estar con alguien

Nos escribe una amiga de México D.F. que recién ha terminado una relación de muchos años con su pareja y se siente deprimida y necesitada de llenar el vacío con urgencia. Se confiesa dependiente emocional, menciona que según lo que ha leído la falta de autoestima seria la causante y nos solicita información sobre un grupo de apoyo en su ciudad. Lamentablemente no conocemos ninguno, pero si alguien dispone de la información le agradeceríamos que nos escriba o deje un comentario en esta entrada. Gracias.

Buenas, Gergana.

Estaría bueno que pudieras participar de nuestras reuniones, pero es obvio que una cuestión de distancia física nos lo impide, ya que nosotros estamos en Barcelona.

Lo que cuentas me resulta muy cercano, quiero decir que te entiendo perfectamente ya que tanto yo como las integrantes de nuestro grupo hemos pasado por situaciones similares.

Realmente el sufrimiento que sientes tienes que tomártelo muy en serio. El vacío y la angustia han llegado a tu vida para que los atiendas. Nosotros no somos un grupo de terapia sino de sostén, no emitimos juicios ni te vamos a dar consejos, pero si deseamos cogerte de la mano en este camino de espinas.

Si te decimos que hay una luz o un premio al final del camino seria como desmerecer lo que estás viviendo ahora. Tu momento actual es muy valioso por sí mismo, pues esta crisis, si puedes aceptarla en la medida de lo posible, te va a despertar a un mundo que desconocías antes y que desde donde estás ahora ni te puedes imaginar.

Nosotras, yo mismo, sentí entonces como la vida abandonaba mi cuerpo. La muerte del alma es lo más doloroso que existe. Pero actualmente me levanto y siento que hay cosas importantes por las que vale la pena ponerse en pie. Eso sí, ni yo, ni mis valores actuales, ni mi manera de pensar y de sentir, tienen nada que ver con la persona que entró en la depresión. Si sales, ya no sales tú, es como si te "murieras" para poder renacer.

Por desgracia no conocemos grupos en México, pero si es el caso, por favor, no dejes de informarnos porque no es la primera vez que nos escriben amigas de tan lejos.

Un abrazo.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Reunión grupo de ayuda sobre dependencia emocional

Buenas,

Os informo que hemos acordado celebrar la próxima reunión del grupo de apoyo el próximo sábado 10 de noviembre.

Las que vayáis a venir (a parte de las que estuvieron en la anterior) mandadme un mail para confirmar vuestra asistencia e informaros del punto de encuentro. Esperaremos en la calle hasta la hora en punto para subir todas juntas para empezar la reunión.

La sesión consta de una primera parte, en la cual cada una dispone de un tiempo estipulado para compartir su situación con el grupo. En este bloque los demás escuchamos sin juzgar, ni aconsejar, ni emitir juicios, por muy bien intencionados que parezcan. Solamente intentamos sostener las palabra so el silencio de la persona que habla. Al respecto copio abajo el texto titulado "Mosaico de la misericordia" de R. O'Donnell, que también aparece en la pestaña Bases del grupo.

Por último, en la una segunda parte, tratamos un tema expuesto por la persona que preside esa semana. Aquí sí podemos hablar cada uno de lo que pensamos y compartir nuestra experiencia.

Buena semana a todas/os!!

A continuación el texto anunciado antes:

"Cuando te pido que me escuches y tu empiezas a darme consejos, no has hecho lo que te he pedido.

Cuando te pido que me escuches, y tú empiezas a decirme por qué no tendría que sentirme así, no respetas mis sentimientos.


Cuando te pido que me escuches, y tú sientes el deber de hacer algo para resolver mi problema, no respondes a mis necesidades.


¡Escúchame! Todo lo que te pido es que me escuches, no que hables ni que hagas. Sólo que me escuches.


Aconsejar es fácil. Pero yo no soy un incapaz. Quizás esté desanimado o en dificultad, pero no soy un inútil.


Cuando tú haces por mí lo que yo mismo podría hacer y no necesito, no haces mas que contribuir a mi inseguridad.


Pero cuando aceptas, simplemente, que lo que siento me pertenece, aunque sea irracional, entonces no tengo que intentar hacértelo entender, sino empezar a descubrir lo que hay dentro de mí."


(R. O'Donnell: Mosaico de la misericordia)

jueves, 18 de octubre de 2012

Resistir el miedo

Buenas Laura,

disculpa que me he demorado tanto en responder, pero hasta ahora no he tenido tiempo de leer tu correo. Mi semana también ha sido intensa.

Entiendo lo que me explicas y el sufrimiento por el que estás pasando. Créeme, yo también he estado ahí y sé que es TERRIBLE.

Frente a esto, como integrante del grupo, creo que deberías atesorar estos momentos porque ahí se encuentra la clave de todo. Seria bueno que cuando necesites compartir nos escribas a todas para que entre todas podamos ayudarte. Confía en que te vamos a poder sostener, ya te sientas como la "buena" o la "mala" Laura ;)

Cómo se vaya a revelar esto en adelante, como un cambio en tu vida, como un cambio en la manera de pensarte a ti misma, es algo que ni siquiera te puedes imaginar. Por eso es importante atender a los hechos, a lo que te pasa, a tus pensamientos, para ver si en algún momento, como en el final de una novela de Agatha Christie, puedes atar cabos y entender lo que subyace en lo que ahora sólo es dolor y más dolor. Que puedas sobrellevar el miedo al hacerlo es nuestra función como grupo.

Te entiendo muy bien y estoy contigo. Espero que puedas compartirlo con nosotros el sábado.

Un abrazo

sábado, 6 de octubre de 2012

Sólo cuando reconoces que no puedes, empiezas a poder

Buenas Aurora,

respondiendo a tu consulta te diré que el grupo se encuentra en formación. Precisamente ahora estamos congregando a los interesados para poder realizar reuniones de ayuda. Seguramente ya habrás recibido un correo para la semana que viene.

No se trata de un grupo de terapia sino de sostén, con la única pero importante labor de atender la patología en sí misma para poder aprender de ella. Por lo tanto no sustituye la necesidad que se pueda tener de emprender un proceso de psicoanálisis con un profesional.

Asistir a las reuniones no implica que se tenga o no se tenga pareja, o como una se lleve con el otro, o en qué momento de tu vida estés. Lo que tratamos es la tendencia a quedar atrapados en ciertas dinámicas, no que actualmente nos encontremos en ellas o no, sino tener la humildad de reconocer y atender la dependencia. El peligro no está en, por ejemplo, ser alcohólico, sino en no reconocerlo, porque entonces todavía no lo puedes atender.

En el manifiesto se hace hincapié en que es un problema grave del cual no hay consciencia social y para el cual no existe un servicio de socorro adecuado, y que al final de cuentas somos los propios afectados que tenemos que salir a la luz, sin miedo a la incomprensión, para poder encontrar la clave.

Como modelo propuse el libro de Robin Norwood, Mujeres que aman demasiado, pero ahora personalmente tengo mis dudas sobre este sistema, que me parece moralista y al servicio de cierta ideología. Por lo tanto propongo que, sin perder de vistas los referentes y experiencias anteriores, podamos planear las reuniones según nuestras necesidades actuales.

Para cualquier otra pregunta aquí estamos.

Un saludo.

martes, 3 de julio de 2012

Quiero que me quiera

¿Qué pasa con la rabia tras la humillación?
Hola, escribo para explicar un poco mi situación. 

Pertenezco a una asociación de ayuda a las personas sin hogar en la ciudad de Vigo. A ella acude un señor también y le conozco hace años. Un día le envié un mensaje  diciéndole que a veces había querido acercarme a él pero que me parecía algo esquivo. Respondió bien, dijo que tenía razón,  y se disculpó. Así empezó todo. Como parecía que no me hacía mucho caso, le envié un mensaje diciéndole que sería mejor que no le molestase más y entonces respondió diciendo que podíamos quedar....Esto creo que me marcó:  lo interpreté como que él vio que me iba a perder y reaccionó al instante, viví esto como una llamada de socorro y se activó en mí el chip de "salvadora".

Quedamos una primera vez, después tuvimos contacto por e-mails, hablábamos de asuntos que no eran personales y tardó meses en que volviéramos a quedar. Yo ya tenía en mente que él debía ser muy tímido, con problemas de comunicación, miedos...pero que le interesaba, que le gustaba. Yo en realidad a veces dudaba de si era mi tipo pero me sentía ligada a él, creía que si yo me apartaba le haría daño y soy muy sensible a lo que los demás quieren de mí, me cuesta pensar en lo que yo necesito o quiero y a veces ni lo sé.

Se convirtió él en mi centro, siempre pensaba en él, y aún es así, consultaba a diario algún oráculo (por ejemplo un tarot gratuito por internet) preguntando "que siente por mí", "voy a tener una relación estable con..." y así alimentaba y alimento aún mis esperanzas. Empezamos a quedar, intimamos bastante, los encuentros si los analizo no me hacían muy felices, había una barrera, una distancia, no me sentía muy escuchada, no me preguntaba por cosas personales, cuando se iba se despedía con un "seguimos en contacto". Se fue de viaje por trabajo durante quince días y no contactó conmigo, dijo que se le acabó la batería del móvil.

Pero por otro lado yo había visto como se ponía nervioso en mi presencia, incluso la gente le dijo que qué le pasaba, que estaba como en otro planeta. Pero después él dejaba mucho espacio de un encuentro a otro. Cuando volví de las vacaciones  se distanció de mí,sin motivo, era muy doloroso ver como pasaban los días y no proponía quedar, su silencio no podía aceptarlo. Seguía consultando el tarot, era mi refugio, el único que me decía algo ya que él no se comunicaba conmigo ni me expresaba emociones.

Aún sigo así, mirando el correo con la esperanza de ver un e-mail suyo que iluminaría mi día y creo aún que reaparecerá, pero: es esto lo que quiero? Me quiere, creo que sí, pero me quiere mal. Merezco algo más, debería dejar de esperar y cerrar esa puerta, decirme: "aunque reaparezca es a mí a quien no me interesa". pero tengo una ilusión, un ideal y él no me ha dado la oportunidad de desidealizarlo, le persigo porque no me hace caso, porque huye. Sé que no es sano para mí todo esto, sé que tengo que cultivar aficiones, distraerme, pues creo que él tiene tanta fuerza en mí porque llena un vacío interior mío, estoy obstinada, quiero que me quiera, me demuestre algo. Como se ha alejado tanto de mí ya ha perdido intensidad todo esto, el secreto es llenar mi vida con amigos, con actividades que me gusten, pues a la mínima, en lo que llego a casa, consulto el tarot para saber algo de él y de lo que siente por mí, es mi consuelo cuando las cartas me dicen que me quiere, que vendrá a mí, etc...en fin,esa película de color rosa, ese sueño de hadas que tengo montado.

Por lo que he leído en el libro de "mujeres malqueridas"  y en el libro de "como romper con su adicción a una persona" de Howard Halpern, me he enganchado a este señor y se trata de una dependencia. Él puede que me quiera pero la pregunta es si me quiere de la forma en que a mí me hace feliz. En los libros explican que podemos engancharnos a alguien que nos muestra indiferencia, a alguien que se acerca y luego se aleja o a otro tipo de persona con cuya conducta sufrimos. Luego aparece la obsesión por conseguir que nos quiera como nos gustaría y nos creemos una "superwoman" que con su amor lo conseguirá. Parece que esto lo hacemos porque en la infancia tuvimos algún tipo de carencia e inconscientemente buscamos de nuevo esa situación dolorosa pero con la idea de que esta vez con nuestro esfuerzo las cosas serán diferentes.


Esta es mi historia, gracias por leerla. Puedes publicar lo que consideres. Saludos y gracias.
 ...


U., muchísimas gracias por compartir tu caso.

He de decirte que te creo. Se que todo lo que dices es verdad, desde tus sensaciones para con este chico, hasta la ansiedad que te tiene enganchada al tarot, incluso el convencimiento de que "mereces algo más", ya que según tus propias palabras no te hace feliz, pero que aun así no puedes dejar de soñar con él.

Creo que es una suerte que tengas el don de poder expresar todo esto como lo has hecho en tu correo. Sigue así, es una buena táctica, sigue escribiendo.

Hablas de que él se muestra inaccesible, pero ¿No sería relacionarte con una persona inaccesible una manera de mantenerte tú también inaccesible? Hablas de cómo es él y de cómo se comporta, pero ¿y tú? ¿qué pasa con tus miedos y tus problemas? Habla sobre esto ¿Es la primera vez que te pasa algo así? ¿Y qué pasa con el "cuento de hadas" que tanto anhelas? ¿qué viene a suplir esta fabulación? ¿Cómo puedes amar a alguien sin amarte y respetarte antes a ti misma? Es cierto, por ejemplo no puedes enseñar a escribir sin aprender tú antes, es lógico. Entonces ¿no seria acusar externamente un vacío que en realidad se masca en el interior? Dices que "me cuesta pensar en lo que yo necesito o quiero y a veces ni lo sé", pero aun así pretendes ser "muy sensible a lo que los demás quieren" ¿No sería esto proyectar en el otro la necesidad que está negada en ti? Dices que adoptas una actitud de "salvadora", y salvar es evitar un riesgo ¿cuál es el peligro y qué estás protegiendo verdaderamente con esta historia?

En el anterior párrafo te he dado unos cuantos temas de reflexión para animarte a ir asumiendo responsabilidades y describir tu proceso, ya sea en un diario, en un blog, mandando correos al grupo o como prefieras. Si te viene el agobio y no lo puedes evitar acepta sufrir "por él" y consultar el tarot, pero cuando ya estés más tranquila, entonces escribe, escribe sobre lo que te pasa, y lee, lee mucho para poder entender tu patología en un contexto más allá de la literalidad de los hechos (él no me ama).

El cometido del grupo de ayuda es sostener tu padecimiento. Esto está ahí y hay gran impotencia, es verdad. Pero también es ayudarte a ver que posiblemente la historia que vives tiene que ver más contigo que con el hombre depositario de tu deseo. Remontar el rio para llegar al origen ya representa un proceso serio de análisis, y para ello estaría bien que buscaras la ayuda de un psicólogo bien informado.

Gracias por tu contribución.

domingo, 24 de junio de 2012

Necesito ayuda. Ya no puedo más.

La "otra" en nosotros que nos juzga
Soy una mujer con capacidad y voluntad para desenvolverme en las distintas facetas de la vida, pero a nivel emocional y de pareja tengo todos los síntomas que se describen de la persona dependiente emocional. Mi última pareja decidió hace ya 2 años, dejar la relación y se fue con otra mujer. Creía que con el paso del tiempo, los síntomas irían desapareciendo y encontraría la paz, pero estoy casi igual que el primer día. 

Desde hace 6 meses, voy a un terapeuta que me aplica la técnica del "brain spotting" pero dudo, en vista de los resultados, si esta terapia es la más adecuada para este trastorno.

Necesito ayuda. Ya no puedo más y no deseo tirar mi vida por la borda. Pienso que ningún hombre merece la pena para que perdamos la cabeza, máxime reconociendo que tampoco fuí feliz a su lado y sin embargo, no puedo sacármelo de la cabeza.

...

Tus palabras resultan muy claras: "no deseo tirar mi vida por la borda", "ningún hombre merece la pena para que perdamos la cabeza". Tú lo explicas muy bien: "Soy una mujer con capacidad y voluntad para desenvolverme en las distintas facetas de la vida". Esto son ideas de una mujer que sabe lo que quiere, decidida y valerosa.

En cambio reconoces que hay otro ámbito de tu vida que te hace sufrir, y desde esta actitud heroica lo tratas como inadecuado porque no coincide con tus ideas de como debería ser la vida (te entiendo, a mí me pasa igual). Entonces piensas "esto no debería ser así", "yo no debería ser así", "yo debería ser más fuerte, heroica, decidida, estar por encima"... Y una y otra vez, tú como yo, acabamos estando hundidos. Es quizás el implacable juicio al que nos sometemos lo que más sufrimiento genera, por eso buscamos hacer terapias "que nos arreglen", como si fuéramos personas defectuosas.

En las reuniones no juzgamos ni intentamos cambiar nada, no aconsejamos ni queremos nada que no sea ya, porque por encima de todo aceptamos lo que hay, y si hay tristeza, debilidad, flojera, angustia, dependencia, rabia, odio... hay que poder sostenerlo. Quizás la patología no está aquí para que la cambiemos, quizás la patología llama a nuestra puerta para transformarnos a nosotros mismos.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Cada día que pasa lo quiero más ¿Volveré a ser feliz?

Rompimos nuestra relación de pareja pero compartimos piso como amigos y aunque he llegado a pensar que la ruptura en un futuro puede ser buena para mí no consigo hacer mi vida. Cada día que pasa noto que lo quiero más.

Los panzones de llorar han pasado pero sigo con la sensación de que me falta el aire y me duele el pecho. 

Quiero avanzar pero no puedo. Estoy mil veces mejor, ya no pierdo peso y más o menos consigo descansar por las noches pero la sensación de que me ha jodido la vida me ronda una y otra vez la cabeza. No puedo parar de pensar que fuimos felices y podríamos volver a serlo.
Delante de todos finjo estar bien y contenta. Delante de él también pero le quiero y le echo de menos cada día más. Como puede ser que solo vea lo bueno y todos los malos momentos que me ha hecho pasar. No lo entiendo. Tengo muchas preguntas sin respuesta, volveré a ser feliz??? Sin él no lo creo.

...

Buenas Cristina.

Me ha emocionado mucho tu correo. La verdad has descrito a la perfección como me sentía y me siento yo mismo. He pasado por algo muy parecido a lo que te ocurre a ti.

Cuando me dejó sentí lo mismo que tú describes, o sea que cada día le quería más, hasta el punto de verme privado de todo lo bueno y bello que tenia la vida, porque él era el único que me lo podía dar. Todavía hoy no puedo aceptarlo, todavía hoy siento que me he jodido la vida.

Pero ¿sabes que pasa? No es la primera vez que me ocurre, y eso me hace sospechar. De hecho me ha pasado con prácticamente todos los hombres con los que he estado. Bueno no, con los que querían no me pasó, a estos los dejé yo.

Hace muchos años cayó en mis manos el libro "Las mujeres que aman demasiado", que trataba la dependencia emocional como cualquier otra adicción. Nunca lo había visto así, pero tenia razón, estaba enganchado como a una droga y necesitaba ayuda. Por desgracia nunca me encontré con un grupo de apoyo como los que se proponen en el libro.

Cristina, yo te aconsejaría que primero de todo pillaras este libro. Es muy barato. Pero si no puedes hay algún capítulo en el blog del grupo. Léetelo bien, porque estoy seguro de que te sorprenderá. Quizás ahora sea un momento para cuidarte y encontrar momentos para ti misma. Es muy importante que consigas salvarte. El amor idealizado hacia una persona puede ser una manera de decir que nos odiamos a nosotros mismos, quiero decir que lo primero es ayudarte (nadie mejor que tú). En eso no hay normas, tienes que poder conectar contigo misma para saber lo que te va bien y lo que no. Poderte dar espacio. Leer un libro sobre tu problemática seria un buen comienzo. En la pestaña de Libros de interés encontraras una bibliografía imprescindible. No repares en gastos, hazlo por ti como lo harías por él.

El segundo paso es que te recomiendo que en la medida de lo posible empieces un proceso de psicoanálisis. Yo he descubierto que mi adicción proviene en cierta manera de experiencias traumáticas de la infancia. Descubrir esto no lo ha solucionado todo, pero sí me ha ayudado darme cuenta de que tanto que me culpaba y en realidad no tuve más remedio de pasar por lo que pasé.

Por último te invito a participar en el grupo. Sé del infierno en vida que estás pasando, y sé que preferirías que no fuera así, y no tener que hacer todas estas dolorosas confesiones que me haces... Te entiendo a la perfección. Yo perdí 21 quilos en tres meses y es la vez que he sentido la muerte más cerca de mí. Sé que no es ninguna broma, y ahora que he conseguido "levantarme" (también entre comillas), me doy cuenta de que esto es para siempre, que se trata de una enfermedad crónica y que hay que vigilarla constantemente para evitar que vuelva a brotar. Por eso yo sí siempre voy a estar aquí.

Las reuniones no son sustitutivo de una buena terapia o de que tú cojas un libro por tu lado. Solo es la ocasión de recordarte a lo que te enfrentas y darte cuenta de que no estás sola. En total, contándote a ti, en el tiempo que lleva el blog abierto, me han escrito cuatro chicas y todas con historias muy parecidas. Cristina, hay que tener un par de ovarios para salir de esto. Solo cuando te das cuenta de que no puedes es cuando empiezas a poner.

Si te gusta escribir puedes mandarme correos con todo lo que sientas y te angustie en el camino hacia tu recuperación. Los atenderé con mucho gusto.

Te deseo toda la suerte del mundo.

lunes, 16 de abril de 2012

¡Socorro! Me siento solo

Desde que tengo uso de razón he sufrido por amor. Las relaciones de pareja que he mantenido, una después de otra (en ocasiones se han sucedido en menos de 24 horas), me han traído a un estado de depresión cada vez más profundo. La última por poco no acaba con mi vida, y no sólo hablo de la vida física sino también de la vida anímica. Abrir los ojos cada mañana solamente para descubrirme en una vida que no valía la pena ser vivida... porque Él ya no está conmigo. Me adelgacé 21 kilos en un par de meses. Vi como la calavera se empezaba a intuir en mi rostro. Supe entonces que ya no había marcha atrás, me había muerto, me había muerto por dentro.

Esta patología no se manifiesta siempre de una manera tan obvia y compulsiva, a veces se mueve de una manera callada y sorda, a veces incluso en la relación con un compañero de piso, una amiga o un profesor, y sin duda es en estos casos cuando es más difícil detectar y reconocer el problema. Es curioso que cuando he hablado sobre la creación del grupo con amigos, que claramente presentan síntomas de dependencia, la reacción ha sido reírse o no tomárselo seriamente. Pero he visto como amigas perdían la cordura de tan desesperadas como estaban, o han tenido que aguantar humillantes infidelidades en sus propias narices. Pero sobre todo he tenido que enterrar amigos por este tema, así que a día de hoy no me queda ninguna duda que “amar demasiado” mata.

Mientras que sí existe el alerta social sobre otros tipos de dependencias (alcohol, drogas, comida, juego...) y se disponen de medios para su tratamiento, la adicción a las relaciones, al ser poco visible, no se considera tan alarmante. Uno se ve en la obligación moral de reponerse inmediatamente, porque ya se sabe, un clavo saca otro clavo, y así acaba repitiendo una y otra vez el mismo error. La misma herida se abre una y otra vez, y de esta manera, con el corazón sangrante, la persona se va muriendo por dentro.

Es cómo cuando tienes hambre e imaginas platos de comida. La imaginación, las imágenes del deseo, estén depositadas ayer en Pepe, hoy en Juan, y mañana en Pedro, sólo terminan produciéndote más hambre, pero no la sacian, porque nunca se atiende al hambre real, nunca se atiende al vacío, a la necesidad, que es lo único con la cual podemos trabajar. Por el contrario, siempre intentamos llenar el agujero de fuera a adentro, poniendo parches, que cuando invariablemente la realidad nos los arranca dejan nuevamente la herida abierta, fresca, sangrando dolorosamente. Sin duda, la única manera de atender verdaderamente este sufrimiento es mirar de sostenerlo en un movimiento de dentro afuera, y esto supone ser consciente de la patología, responsabilizarse de ella y tomar las medidas necesarias para tratarla.

El problema, el gran problema que tenemos los dependientes, es que no nos damos cuenta, no lo aceptamos, ni la patología ni su gravedad. Así que este fin de semana me volveré a vestir sexy para salir a ligar con otros chicos, intentando disimular que no me estoy divirtiendo en absoluto, intentando disimular que para mí esto es una cuestión de vida o muerte. Necesito estar con alguien, en caso contrario agonizo, me hace falta el aire y siento un terrible vacío por dentro que me desespera de angustia. Por eso cuando estoy en la discoteca no solamente ofrezco mi cuerpo, sino a mí mismo, como si se tratara de una venta de esclavos, porque no soy libre, es más, la libertad me resulta aterradora, así que fabulo con las ataduras, vínculos, enlaces y uniones, con la pareja perfecta, la casa perfecta, la familia perfecta... Deseo entregarme a alguien para no tener que afrontar mi vida, esta vida que a mí me parece mediocre.

Pero alguna vez que he tenido el valor de afrontar el problema, me he preguntado: ¿Y por qué tener que estar con alguien? ¿Por qué anteponer siempre al otro? ¿Por qué siempre me tengo que someter y hacerlo todo por miedo? ¿No podría ser que aquello que tanto añoro ya esté presente en mi vida? ¿No podría ser que yo ya fuera una persona completa en lugar de estar buscando siempre la media naranja? ¿No podría ser que yo realmente tuviera la libertad de escoger si quiero estar con alguien o no? Y entonces, sin la ansiedad de lanzarme a los brazos del primero que me guiñe el ojo ¿no podría optar por mantener auténticas relaciones de intimidad y respeto?... Ahora mismo tengo demasiado miedo para poder amar de una manera franca y desinteresada, pero sería precioso poder hacerlo.

Este llamamiento es para todas las personas que sufren por amor y que estén interesadas en formar parte de un grupo de apoyo.

Para contactar con nosotros podéis dirigiros a la web del Centro Amor y Familia, en la pestaña de Contacto.

domingo, 15 de abril de 2012

Escucha activa

Proceso de la escucha activa:

1. Ser consciente del otro: concentrarse en el mensaje de la otra persona, evitando todo tipo de distracción mental (prejuicios) o ambiental (ruidos ... ), haciendo el esfuerzo personal de prestar atención (empatía) y demostrando al emisor que percibimos el mensaje. Escuche lo que le están diciendo y no lo que quiere oír.

2. Disposición física y emocional para escuchar. Mantener una posición adelantada, avanzando todo el cuerpo desde la cintura. Mantener nuestra mirada fija sobre los ojos de nuestro interlocutor.

3. Observar el lenguaje no verbal: observar los gestos nos ayudará a entender mejor la intención y el sentimiento de lo comunicado.

4. Detectar las palabras clave: los mensajes son adornados muchas veces de cientos de palabras, pero las ideas clave son las que dan el contenido exacto de la misiva. Las palabras clave nos transmiten de verdad la información y los intereses del emisor.

5. Interrogarse constantemente sobre el significado de las palabras clave que nos están diciendo: preguntarnos de forma reflexiva. "¿Es esto lo que quiere decirme? ¿Qué hay detrás de sus palabras? ¿Qué quiere indicar?". También para evitar las inferencias: Pregunte.

6. Retroalimentar resumiendo: parafrasear de vez en cuando, precisando al emisor una parte del mensaje. Buscar el momento oportuno, nunca interrumpir. Utilizar frases del tipo:

• "La impresión de lo que me dices es ... "

• "Si entiendo bien, quieres decirme ... "

• "Los puntos resumidos de lo que has dicho son ... "

• "Aclárame este extremo ... "

7. No se quede en lo concreto, escuchando sólo lo que oye. Escuche también lo que no se dice o se dice ente líneas. El pensamiento es más rápido que la palabra. Tome notas.

8. Recuerde que la empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, es comprender lo que se siente en cada momento. Conlleva el saber sentir, saber, entender y saber interpretar el mensaje del interlocutor.

9. Algunos consejos para ser empáticos durante la escucha son:
•    No evaluar, juzgar o descalificar.
•    Alerta a los gestos corporales.
•    Mantener la cordialidad, siguiendo su pensar y conversando sobre temas que le interesen al otro.
•    Disposición física y mental a prestar atención a los mensajes centrales del discurso.
•    Comprender el mensaje, poniéndonos en su lugar.
•    Percibir los sentimientos, valores y emociones del interlocutor.
•    Comprender los puntos de vista.
•    Entender su opinión diferente.
•    Ofrecer ayuda.

sábado, 14 de abril de 2012

La flor de mi secreto: Sufrimiento emocional

Paco (Imanol Arias) y Leo Macías (Marisa Paredes)
"La flor de mi secreto" es una película española escrita y dirigida por Pedro Almodóvar en 1995, protagonizada por Marisa Paredes, Juan Echanove y Chus Lampreave, entre otros.

Las escenas de la ruptura sentimental (más bien de la confirmación de esta ruptura, que en realidad ya llevaba tiempo muerta) entre Leo (Marisa Paredes) y su marido Paco (Imanol Arias) son muy reveladoras.

Al final de todas las humillantes situaciones a la que ella se ve expuesta, ignorando heroicamente toda evidencia, todavía todavía se dirige a él una última vez: "¡Paco! Yo soy muy burra y a veces no me entero, o sea que te ruego que respondas de una puta vez ¿Existe alguna posibilidad, por pequeña que sea, de salvar lo nuestro?". Ante la predecible negativa de su (ex) marido, finalmente Leo tiene que dejarse caer en la depresión que la lleva a un intento de suicidio. Desde aquí denunciamos la falta de sensibilidad y recursos de asistencia ante tales situaciones críticas, teniendo en cuenta de que es obvio que la persona se siente humillada, y la vergüenza y la rabia le impiden pedir ayuda.

Leo hundida sin paliativos en el momento de la ruptura

No menos interesante son las secuencias en las que Leo se relaciona con su madre (Chus Lampreave). Ciertamente la dependencia es una dinámica en cierta manera heredada, que ya viene de tiempos de la abuela (que según dicen se volvió "loca"), luego sus tías, y ahora la madre vive continuamente deprimida, sintiéndose amenazada por todo a su alrededor. Ciertamente no es una ayuda para su hija, con frases como "pues no creo yo que en la guerra esté mejor atendido que en su casa" (refiriéndose al esposo militar de su hija que de hecho se ha ido por no verla), o "tan joven y ya estás como vaca sin cencerro, perdida, sin rumbo, sin orientación" (al enterarse de la ruptura de esta), y para rematar, más adelante, con un "¡Ay, hija mía! con lo que me costó sacarte adelante". Aún así Almodóvar en una posible muestra de complejo materno le da a ésta el papel de salvadora.

La madre (Chus Lampreave) lamentándose a su angustiada hija

Leo pasa al final de la película del papel de "víctima" al de "dominante" sobre el personaje de Ángel (Juan Echanove), que siente dependencia hacia ella. Se cambian las tornas, pero en ningún momento no se plantea la cuestión de responsabilizarse del vacío que hay en sus vidas, que es lo único real y ajeno a las construcciones de Leo, que es escritora.

viernes, 13 de abril de 2012

Atracción fatal: La demonización del enfermo

Alex Forrest, una mujer que ama demasiado
"Atracción fatal" es una película americana de 1987 dirigida por Adrian Lyne y protagonizada por Glenn Close, Michael Douglas y Anne Archer.

En ella Alex Forrest (Glenn Close) se ve irremediablemente atraída pro un hombre casado (Michael Douglas). Una y otra vez se asegura a sí misma que solo se trata de una aventura y que ella está en la línea de ejecutiva agresiva que es lo socialmente se espera de ella: Sexo por diversión, relaciones kleenex y hasta nunca. Pero llegado el momento de la separación se ve totalmente incapaz de renunciar a la relación. Se ha enganchado. Todos sus intentos desesperados para que él se apiade de ella y no la abandone (intento de suicidio, amenazas, secuestro del hijo, incluso intento de asesinado) fracasan, y finalmente acaba muerta en la bañera.

Siempre que la he visto me he sentido muy identificado y conmovido por con la angustia y desesperación que vive el personaje de Alex. Aun así en Estados Unidos sólo tubo impacto por cuestionar la fidelidad conyugal y no porque mostrara abiertamente el drama de las personas adictas a las relaciones, que aun viviendo una agonía infernal sufren del rechazo y la marginación social (por mostrar con su enfermedad el fallo en el sistema familiar) y no tienen a quien recurrir. Trágico.

jueves, 12 de abril de 2012

Jean Cocteau: La voz humana

La voz humana es una obra de teatro de Jean Cocteau escrita en 1930 y de la que posteriormente se hizo una ópera con música de Francis Poulenc.

Se trata de un monólogo de una mujer hablando por el teléfono con su ex-pareja. Frases como "Verte o no verte es lo único que he hecho durante los últimos años", o "Te quiero más que ami vida", muestran el delicado estado de la protagonista agonizando y muriendo en vida ante la distancia emocional (sin duda necesaria) de su interlocutor.

Es una pieza muy recomendable porque si se lee entre líneas se ven claramente todos los mecanismos de apego y resistencia en que una persona que sufre dependencia emocional, consciente o inconscientemente, suele caer, como por ejemplo la mentira o la divinización del otro para su posterior manipulación a través del victimismo.

En 1986, TVE retransmitió esta obra de teatro interpretada por Amparo Rivelles. A esta emisión pertenece la imagen que ilustra esta entrada.

lunes, 9 de abril de 2012

El amor romántico mata

La imagen y el texto que sigue corresponde a una plausible proyecto de Feministes Indigandes. Yo me encontré con una pegatina de éstas cuando fui a anclar la bicicleta. Fue muy bueno para mí y creo que cumplen su función. ¡Felicidades por la iniciativa!


Para imprimir como adhesivos y pegarlos en los regalos de San Valentín

El amor romántico también se sustenta sobre la idealización de la felicidad dependiente. Se considera que no podemos asumir nuestra vida afectiva hacia nosotras mismas construyendo nuestra propia felicidad, sino que se da en dependencia exclusiva hacia otras personas. Hipotecando nuestra felicidad afectiva hacia la otra persona: "soy feliz porque tú estás conmigo" (...)

Lo que cuestionamos es la supuesta carencia que subyace de la teoría de la media naranja. Cada una de nosotras es una persona entera en sí misma,y no tenemos una mitad que nos complete (...)

Este  modelo amoroso basado en el amor como "pasión sufriente" y demás mitos  construidos por nuestra cultura occidental, emerge especialmente en la educación sentimental de las mujeres. Muchas asumen este modelo estructurando sus vidas alrededor de la conquista del amor, convirtiéndolo en objetivo fundamental de sus vidas.
Las posibilidades de tolerar la violencia aumenta en las mujeres que  persiguen este ideal romántico ya que son estas formas de relación las que dan sentido a sus vidas.
La gravedad de sus consecuencias nos impulsa a generar un análisis crítico de este modelo, y a tratar de desmontarlo para fomentar relaciones afectivas alternativas que no generen sufrimiento y/o dependencia y que respeten nuestra individualidad (...)

Puedes leer el artículo completo siguiendo este enlace.

domingo, 8 de abril de 2012

Maltrato en la infancia: La trampa emocional

Transcripción del capítulo "Cómo salir de la trampa" del libro "El saber proscrito" (1988) de Alice Miller.

Joven mendigo (1650) pintura óleo de Murillo
Repetidamente leemos en la prensa que, como demuestran ya las estadísticas, la mayoría de personas que maltratan a sus hijos fueron también maltratadas durante su propia infancia. Esa información no es del todo exacta, pues no se trata de "la mayoría", sino de todas. Toda persona que maltrata a sus hijos fue, durante su propia infancia, gravemente traumatizada de algún modo. Esta afirmación no admite excepciones, porque es absolutamente imposible que una persona que haya crecido en un ambiente de sinceridad, respeto y afecto se halle jamás bajo el impulso de atormentar y dañar para toda la vida a otras más débiles. Ha visto desde siempre que es correcto brindar amparo y orientación a esos pequeños seres indefensos, y ese saber tempranamente archivado en su cuerpo y en su cerebro obrará sus efectos en él durante toda la vida. La afirmación formulada más arriba no admite excepciones, pese a que muchas personas apenas si son capaces de recordar nada de los tormentos de su infancia, porque aprendieron a considerarlos como justo castigo a su maldad, y porque el niño, para sobrevivir, está obligado a reprimir los sucesos dolorosos. Por eso los sociólogos, psicólogos y otros especialistas escriben sin cesar, a pesar de los nuevos descubrimientos, que se desconoce el origen de los malos tratos a la infancia, y se entregan a especulaciones acerca de la influencia de la escasez de espacio habitable, del desempleo o del miedo a la guerra nuclear.

Con semejantes explicaciones encubrimos los crímenes de nuestros padres. Pues el único motivo de los malos tratos a la infancia es la represión por parte de los padres de los malos tratos y de la confusión de los que ellos mismos fueron víctimas. Ni la más aguda escasez de espacio habitable, ni la mayor pobreza pueden jamás forzar a una persona a semejantes actos. Sólo quien fue en su día víctima de actos semejantes y los mantiene reprimidos corre el peligro de destruir a su vez vidas humanas.

"Queridísima mamá" (F. Perry, 1981) sobre maltratos a niños
Los llamados niños difíciles e "insoportables" son convertidos en tales por los adultos. No siempre por sus propios padres. Pues en muchas clínicas, las prácticas de obstetricia y de posparto contribuyen considerablemente a ello. Hay padres que consiguen mitigar esos traumas gracias a buenas dosis de cariñosa dedicación, porque los toman en serio y no niegan su peligrosidad. Pero los padres que mantienen reprimidos sus propios -y gravísimos- traumas, suelen minimizar, por pura ignorancia, el efecto de éstos en sus hijos, dando paso así, innecesariamente, a una nueva cadena de crueldades. Su insensibilidad hacia los sufrimientos del niño cuenta con el pleno respaldo de la sociedad, porque la mayoría de las personas, y eso incluye a los expertos, comparte con ellos esa ceguera.

El único recurso contra la propagación de una enfermedad es una información correcta y bien documentada acerca del agente patógeno. Los padres que maltratan a sus hijos necesitan informaciones claras; ellos mismos se dan cuenta vagamente de que algo no funciona bien cuando descargan su ira en el niño indefenso o lo utilizan para satisfacer sus apetencias sexuales. En vez de tomarse este asunto en serio, los expertos le dan vueltas innecesariamente, pues temen que los padres adquieran sentimientos de culpabilidad, algo que, en su errónea opinión, no debe suceder en ningún caso.

Esa creencia de que no debe culpabilizarse a los padres, sea lo que sea lo que hayan hecho, ha tenido consecuencias desastrosas. La realidad es muy distinta. Al engendrar a su hijo, los padres contraen el deber de cuidar de él, protegerlo, satisfacer sus necesidades y no maltratarlo. Si no cumplen con ese deber, quedan en deuda con el niño, del mismo modo que quedan en deuda con el banco al obtener un crédito de éste. La responsabilidad cae sobre sus espaldas, independientemente de que sean conscientes o no de las consecuencias de sus actos.

"Marianela" de B. Pérez Galdós
¿Tenemos derecho a traer un niño al mundo y olvidar nuestro deber? El niño no es un juguete, ni un gatito, sino un puñado de necesidades que necesita mucha dedicación para poder desarrollar sus potencialidades. Si no se está dispuesto a brindarle esa dedicación, no hay que traerlo al mundo. Esas palabras pueden sonar muy duras en los oídos de personas que jamás fueron objeto de esa dedicación y que por ello nunca han podido brindársela a sus hijos. Para aquellos que en su infancia recibieron protección y ternura, y que por ello no son niños desdichados, esas palabras no suenan duras. para ellos, son la cosa más evidente y trivial del mundo.

Pegar o humillar a un niño o abusar sexualmente de él es un crimen, porque significa dañar a una persona para toda la vida. Es importante que esta afirmación llegue también a conocimiento de personas no directamente implicadas, porque la claridad de ideas y el coraje de los testigos puede ser para el niño de una importancia decisiva y vital. Del hecho de que todo agresor haya sido anteriormente una víctima no se desprende que toda personas que haya sido maltratada tenga que acabar necesariamente maltratando a sus hijos. No tiene por qué ser obligatoriamente así, pues puede ser que ese individuo, en su infancia, tuviera ocasión de recibir de otra persona -aunque sólo fuera una vez- algo que no fuera educación y crueldad: un maestro, una tía, una vecina, una hermana, un hermano. Sólo la experiencia de ser querido y apreciado permite al niño identificar la crueldad como tal, percibirla y rebelarse contra ella. Sin esa experiencia le es imposible saber que en el mundo pueden existir otras cosas además de crueldad; sin esa experiencia, seguirá sometiéndose a la crueldad, y más tarde, cuando, ya de adulto, disfrute de poder, la ejercerá él también, como si fuera algo completamente normal.

Hitler dijo que, de niño, era azotado por su padre
Las personas que ayudaron a Hitler a llevar a cabo sus proyectos y a exterminar pueblos enteros debieron de experimientar, siendo niños, algo similar a lo que experimentó él: la constante presencia de la violencia. Por eso la actitud del Führer les parecía completamente natural. No la cuestionaban en absoluto porque, a todas luces, en sus infancias jamás apareció una sola persona, un solo testigo iniciado y de ideas claras que los pusiera bajo su protección. Un testigo semejante habría, según las circunstancias, ayudado a esos niños a salvar su capacidad de percepción y su carácter. Para reconocer la crueldad, rechazarla inequívocamente y evitársela a nuestros hijos, debemos ser al menos capaces de percibirla. Esos niños educados con severidad y crueldad no podían hacerlo, estaban obligados a dar las gracias por el trato que recibían de sus padres, a perdonárselo todo y a buscar en sí mismos las causas de los arrebatos paternos. No les estaba permitido en ningún caso poner en tela de juicio a sus padres.

¿Qué sucede cuando un niño que ha crecido rodeado de amor, protección y sinceridad es golpeado por una persona? Gritará, expresará su ira, y acabará llorando, mostrando su dolor y, posiblemente, preguntando: ¿Por qué me tratas así? Nada de todo eso es posible cuando el golpeado es un niño al que sus padres, a los que ama, han adiestrado desde buen principio en la obediencia. para sobrevivir no le queda más remedio que amordazar su dolor y su ira y reprimir mentalmente toda la situación. Pues para poder mostrar su ira, necesita la confianza y la experiencia de que no lo matarán por ello. Un niño golpeado no puede abandonarse a esa confianza; en efecto, ha habido niños que han pagado con su vida la osadía de sublevarse contra la injusticia. Así pues, el niño ha de amordazar su ira para poder sobrevivir en un ambiente hostil. También ha de tragarse el dolor, por enorme e insoportable que sea, si no quiere morir a consecuencia de él. Sobre todo el proceso, pues, se cierne el silencio del olvido, y se idealiza a los padres, hasta el punto de creer que jamás han cometido un error. "Y si me pegaban, sería porque me lo merecía". Esta es la versión más corriente de las torturas dejadas atrás(1).

El olvido y la represión serían una buena solución, si con eso estuviera todo arreglado. Pero los dolores reprimidos bloquean la vida sentimental y producen síntomas físicos.Y lo peor de todo: el adulto que fue un niño maltratado hace enmudecer los sentimientos que estarían justificados, es decir lo dirigidos contra los causantes de su dolor, pero los deja aflorar contra sus propios hijos. Es como si esas personas se pasasen decenas de años atrapados en una trampa de la que no hay salida posible, porque nuestra sociedad prohíbe la ira que se dirige contra los propios padres. Pero con el nacimiento de los hijos se abre una portezuela: por fin puede descargarse sin escrúpulos la rabia acumulada durante años; lo triste es que la víctima es un pequeño ser indefenso, al que esas personas se ven forzadas a atormentar, a menudo sin darse cuenta de ello, porque una fuerza desconocida les impulsa a tales actos.

Cristo sacrificado pro su propio padre en la cruz
El hecho de que muchos padres maltraten o descuiden a sus hijos del mismo modo en que sus padres lo hicieron con ellos -aunque, o especialmente cuando no recuerdan nada en absoluto de aquella época- demuestra que han asimilado en sus cuerpos sus traumas personales. Si no fuera así, no podrían reproducirlos. Lo hacen con una precisión asombrosa, que saldrá a la luz tan pronto como estén dispuestos a sentir su propio desamparo, en lugar de hacer víctimas de él a sus hijos y abusar de su poder.

¿Cómo puede una madre hallar por sí sola esa verdad, si la sociedad le dice de manera inequívoca: a los niños hay que disciplinarlos, socializarlos y educarlos para que sean personas decentes? ¿A quién le preocupa que el verdadero impulso del llamado "coraje educativo" sea la antigua y hasta ahora nunca vivida rabia contra la propia madre? Esa joven tampoco quiere saberlo. Piensa así: Tengo el deber de disciplinar a mi hijo, y lo hago de exactamente la misma o de parecida manera que lo hizo mi madre conmigo. Al fin y al cabo, ¿acaso no he llegado a ser yo también una persona como Dios manda? Concluí mi formación con buenas calificaciones, participo en tareas caritativas y en el movimiento pacifista, siempre me he alzado contra la injusticia. Sólo que no he podido evitar pegar a mis niños, aunque contra mi voluntad; pero no tenía más remedio. Espero que eso no les haya perjudicado, igual que a mí no me perjudicó.

Estamos tan acostumbrados a oír afirmaciones semejantes que a la mayoría de las personas no les llaman la atención. Pero empieza a haber personas aisladas a las que sí les llaman la atención, personas que se han decidido a cuestionar las palabras de los adultos desde la perspectiva de los niños, que al hacerlo descubren cosas y que no temen la claridad. Advierten que esa destrucción de vidas humanas no puede calificarse de "amor paternal ambivalente", sino que hay que reconocerla como lo que es: un crimen. No hay que quitarles hierro a los sentimientos de culpabilidad de los padres, sino tomarlos muy en serio. Esos sentimientos de culpabilidad son un indicio de que a los padres, en su día, les sucedió algo, y de que necesitan ayuda. Y los padres irán en busca de esa ayuda tan pronto como la hasta ahora única salida a la trampa, la que lamentablemente conduce a infligir malos tratos a la infancia, quede por fin cerrada por la ley. Cuando eso suceda, los padres tendrán que buscar otra salida: tendrán que pasar revista a su pasado, para poder salir sin culpa de la trampa emocional en la que se hallan.

Alice Miller (1923-2010) psicóloga (2)
Este proceso verdaderamente liberador sólo estará al alcance de los padres cuando el niño deje de hacer el papel de cabeza de turco legal. No es necesario castigar con penas de cárcel a un padre que maltrata a sus hijos. Resulta imaginable, por ejemplo, una sentencia judicial según la cual el padre haya de separase por unos meses de la familia, sin dejar de contribuir a su mantenimiento. Cuando el padre, hallándose de repente solo, se vea confrontado con los sentimientos de su infancia y entre en contacto con un testigo iniciado (quizás en la persona de un asistente social bien informado), que le ayude a dejar de reprimir la historia de su propia infancia, ese padre, a su regreso, correrá muy escaso peligro de volver a maltratar a sus hijos. Y sus hijos tendrán la importante e inolvidable vivencia de no estar haciéndose mayores en la selva, sino en una sociedad humana, que toma en serio y respeta su derecho a ser protegidos.

Una pena de prisión no puede operar una transformación interior. Pero los terapeutas que, bajo el lema "Ayudar en lugar de castigar", rehuyen la verdad, tampoco pueden contribuir en absoluto a cambiar la actitud de los padres. Llegan incluso a afirmar que una prohibición de los malos tratos a la infancia constituiría una nueva forma de violencia. Así, según ellos, no es necesario llamar por su nombre a los crímenes, siempre que se cometan en la persona de los propios hijos; de lo contrario, los padres se sentirían ofendidos y acabarían vengándose a costa de los niños. Esa es la opinión, prácticamente unánime, de los representantes del Colegio de Médicos y de la Asociación para la Protección de la Infancia.

Sin Embargo, están en un error, y sus argumentos no son más que expresión del miedo de los niños amenazados que fueron, deseosos de "estar a bien" con los padres y por ello dispuestos a callar y a no darse cuenta de nada. La realidad no les da la razón. En los países escandinavos, la ley obliga ya de manera firme a los médicos a denunciar los casos de malos tratos de los que tengan conocimiento, y gracias a esa ley la población ha comprendido que no se pueden pasar por alto los derechos de los niños. Por otra parte, la experiencia me ha enseñado que algunos padres reaccionan mejor a la verdad que a los intentos de suavizarla, y que una serie de informaciones correctas puede serles de provecho. Pues toda persona que se halla en una trampa busca una salida. Y estará contenta y agradecida de que se le muestre una salida que no le haga cargarse de culpa y no conduzca a la destrucción de sus propios hijos. Los padres, en la mayoría de los casos, no son unos monstruos a los que haya que aplacar con buenas palabras para que no chillen, sino, muy a menudo, niños desesperados que todavía no han aprendido a darse cuenta de las realidades y a hacerse cargo de su responsabilidad. Cuando eran pequeños no pudieron aprenderlo, porque sus padres tampoco conocían esa responsabilidad. La malentendían, tomándola por un derecho a abusar de su poder. Está en manos de los padres jóvenes el reconocer la inutilidad de tales "sabidurías", y el aprender de las experiencias que tienen con sus hijos. Pero ese novedoso proceso sólo podrá tener lugar cuando también la legislación reconozca inequívocamente que los malos tratos a la infancia causan daños para toda la vida, y que esos daños no se ven en absoluto lenificados por la ignorancia de los agresores. Sólo sacando a la luz toda la verdad en lo que afecta a todos los implicados se podrá hallar una solución verdaderamente efectiva de los peligros que implican los malos tratos a la infancia.

En el libro Untertan Kind de Carl-Heinz Mallet, muestra cómo los pedagogos, desde Martín Lutero, han inducido a los padres a disciplinar y castigar a sus hijos en nombre de Dios. La lectura de ese libro puede ayudar a los padres de hoy a comprender por qué se hallan en una trampa emocional, y el precio que han de pagar ellos mismos y sus hijos por la perpetuación de los valores educativos tradicionales. La consecuencia puede parecer paradójica, pero es correcta: la salida de esa trampa hasta ahora permitida por la ley, es decir, el disciplinamiento del niño, conduce al crimen, y el camino, hasta ahora prohibido, de la visión clara y la crítica a los propios padres redime de las culpas y conduce a la salvación de nuestros hijos. El libro de Mallet puede ser de gran ayuda para los padres que no conocen mis libros, y que constatarán en él por primera vez, con horror, todo el mal que se les hizo y que ellos, en su ceguera, habían venido perpetuando. Pero con ese horror empieza ya a abrirse la puerta por la que se sale de la compulsiva destrucción de la vida a la libertad y a la responsabilidad.

Notas:

(1) El lector puede leer un testimonio sobre maltratos en la infancia siguiendo este enlace, planteado gracias a la visión de Alice Miller.

(2) "Durante estos últimos años, Alice Miller ha desarrollado un concepto de terapia, que propone a las personas que sufren, confrontarse con su pasado para encontrar la angustia del niño maltratado que fueron, sentirla y así liberarse. Es el miedo infantil hacia los padres todopoderosos el que empuja al adulto a maltratar a los niños o a aceptar vivir con graves enfermedades, minimizando totalmente la crueldad de sus propios padres (...)". Extraído de un artículo en ocasión del fallecimiento de la autora. Para leer el artículo completo seguir este enlace.

sábado, 7 de abril de 2012

Carta a la asociación MAQAD

En la búsqueda de un grupo ya formado al que poder agregarme contacte con Tanit, de la asociación MAQAD (www.mujeresqueamandemasiado.com). Les expliqué que respondía a todos los síntomas descritos en "Mujeres que aman demasiado", y que aunque yo era un hombre también necesitaba del apoyo y solidaridad de personas en mi misma situación.

Su respuesta fue
"Muchas gracias por tu confianza y sinceridad.
En efecto, nuestro Programa está dirigido a mujeres, pero simplemente porque hemos sido nosotras quienes nos hemos organizado.
Sabemos que muchos hombres aman demasiado y que algunos de ellos son conscientes de su Síndrome, por eso nos gustaría poder compartir nuestra experiencia adquirida y serviros de orientación y apoyo si al menos unos 5/6 hombres estáis dispuestos a formar un Grupo de Autoayuda."


A lo que respondí:
"Por desgracia no conozco más hombres que admitan este problema y pidan ayuda para afrontarlo. De todas maneras tampoco estoy interesado en pertenecer a un grupo "de hombres". No sé, quizás también debería buscar un colectivo gay, masculino, con chicos de raza blanca, de mediana edad... Ya he pertenecido a grupos "de similares" como resultado de una discriminación positiva, y mi experiencia es que sólo sirven para que en un espacio más pequeño sus voces (también pequeñas) parezcan más grandes, más seguras, cosa que no conlleva a una mayor consciencia de la realidad, sino más bien todo lo contrario.
Digo esto para razonar porque para mí no resultaría lógico formar un grupo "de hombres". Así pues he decidido hacer un llamado a todas aquellas personas que no entren en el concepto de "mujeres" pero que aún así necesiten confidentes y apoyo."

martes, 3 de abril de 2012

¿Por qué necesito este grupo?

Desde que tengo uso de razón he sufrido por amor. Las relaciones de pareja que he mantenido, una después de otra (en ocasiones se han sucedido en menos de 24 horas), me han traído a un estado de depresión cada vez más profundo. La última por poco no acaba con mi vida, y no sólo hablo de la vida física sino también de la vida anímica. Abrir los ojos cada mañana solamente para descubrirme en una vida que no valía la pena ser vivida... porque Él ya no está conmigo. Me adelgacé 21 kilos en un par de meses. Vi como la calavera se empezaba a intuir en mi rostro. Supe entonces que ya no había marcha atrás, me había muerto, me había muerto por dentro.

Esta patología no se manifiesta siempre de una manera tan obvia y compulsiva, a veces se mueve de una manera callada y sorda, a veces incluso en la relación con un compañero de piso, una amiga o un profesor, y sin duda es en estos casos cuando es más difícil detectar y reconocer el problema. Es curioso que cuando he hablado sobre la creación del grupo con amigos, que claramente presentan síntomas de dependencia, la reacción ha sido reírse o no tomárselo seriamente. Pero he visto como amigas perdían la cordura de tan desesperadas como estaban, o han tenido que aguantar humillantes infidelidades en sus propias narices. Pero sobre todo he tenido que enterrar amigos por este tema, así que a día de hoy no me queda ninguna duda que “amar demasiado” mata.

Mientras que sí existe el alerta social sobre otros tipos de dependencias (alcohol, drogas, comida, juego...) y se disponen de medios para su tratamiento, la adicción a las relaciones, al ser poco visible, no se considera tan alarmante. Uno se ve en la obligación moral de reponerse inmediatamente, porque ya se sabe, un clavo saca otro clavo, y así acaba repitiendo una y otra vez el mismo error. La misma herida se abre una y otra vez, y de esta manera, con el corazón sangrante, la persona se va muriendo por dentro.

Es cómo cuando tienes hambre e imaginas platos de comida. La imaginación, las imágenes del deseo, estén depositadas ayer en Pepe, hoy en Juan, y mañana en Pedro, sólo terminan produciéndote más hambre, pero no la sacian, porque nunca se atiende al hambre real, nunca se atiende al vacío, a la necesidad, que es lo único con la cual podemos trabajar. Por el contrario, siempre intentamos llenar el agujero de fuera a adentro, poniendo parches, que cuando invariablemente la realidad nos los arranca dejan nuevamente la herida abierta, fresca, sangrando dolorosamente. Sin duda, la única manera de atender verdaderamente este sufrimiento es mirar de sostenerlo en un movimiento de dentro afuera, y esto supone ser consciente de la patología, responsabilizarse de ella y tomar las medidas necesarias para tratarla.

El problema, el gran problema que tenemos los dependientes, es que no nos damos cuenta, no lo aceptamos, ni la patología ni su gravedad. Así que este fin de semana me volveré a vestir sexy para salir a ligar con otros chicos, intentando disimular que no me estoy divirtiendo en absoluto, intentando disimular que para mí esto es una cuestión de vida o muerte. Necesito estar con alguien, en caso contrario agonizo, me hace falta el aire y siento un terrible vacío por dentro que me desespera de angustia. Por eso cuando estoy en la discoteca no solamente ofrezco mi cuerpo, sino a mí mismo, como si se tratara de una venta de esclavos, porque no soy libre, es más, la libertad me resulta aterradora, así que fabulo con las ataduras, vínculos, enlaces y uniones, con la pareja perfecta, la casa perfecta, la familia perfecta... Deseo entregarme a alguien para no tener que afrontar mi vida, esta vida que a mí me parece mediocre.

Pero alguna vez que he tenido el valor de afrontar el problema, me he preguntado: ¿Y por qué tener que estar con alguien? ¿Por qué anteponer siempre al otro? ¿Por qué siempre me tengo que someter y hacerlo todo por miedo? ¿No podría ser que aquello que tanto añoro ya esté presente en mi vida? ¿No podría ser que yo ya fuera una persona completa en lugar de estar buscando siempre la media naranja? ¿No podría ser que yo realmente tuviera la libertad de escoger si quiero estar con alguien o no? Y entonces, sin la ansiedad de lanzarme a los brazos del primero que me guiñe el ojo ¿no podría optar por mantener auténticas relaciones de intimidad y respeto?... Ahora mismo tengo demasiado miedo para poder amar de una manera franca y desinteresada, pero sería precioso poder hacerlo.

Este llamamiento es para todas las personas que sufren por amor y que estén interesadas en formar parte de un grupo de apoyo.

Para contactar con nosotros podéis dirigiros a la web del Centro Amor y Familia en la pestaña de Contacto.