domingo, 17 de febrero de 2013

Carta abierta para el grupo de apoyo

Inicié el grupo de apoyo en setiembre, y la verdad que estos seis meses transcurridos han sido fundamentales para mí. Desde el primer momento lo planteé, no como un espacio dedicado a la terapia personal, sino dedicado a escuchar al síntoma, sin una meta marcada más allá de atender a lo que se presenta.

He insistido en el tema de no interferir, ni aconsejar, ni buscar soluciones para el ego, pero me doy cuenta, visto como se desarrolló la última sesión, de que me resulta difícil respetar esta diferencia psicológica, refiriéndome a este último término en el sentido que le da Giegerich, de distinguir entre los intereses personales y el proceso de la psique.

Parto de la premisa de Jung (en su última etapa) de que el símbolo (síntoma o patología) tiene independencia propia y todo lo que necesita dentro de sí mismo. Por eso no comparto que para atender un síntoma, que se me presenta hoy en todo su esplendor, tenga que retrotraerme a una situación pasada, vivirme actualmente como la víctima de mis padres, ni reducir la riqueza de mi patología a electroencefalogramas y conexiones nerviosas, porque el mito de la ciencia así lo exija, y mucho menos considerar idóneo el manipularla a mi antojo por medio de la hipnosis, como salió en la conversación.

La psiquiatría, la neurociencia, y tantas psicologías modernas dedicadas a la "curación" del ego, me parecen legítimas en su propio campo. Pero mi corazón está con la psicología profunda (y me refiero a la corriente Freud, Adler, Jung, Hillman, Giegerich... O sea, no a ninguno de ellos en concreto sino al pensamiento que se mueve a través suyo), que pone todo su énfasis en salvar al síntoma, o sea, al proceso del alma psíquica, atendiéndolo como su objeto de estudio.

W. Giegerich lo expresa así: "No debiéramos tratar de salirnos y sacarnos nuestras neurosis, porque este intento es la neurosis misma. Es el intento de escapar a la Verdad. En lugar de ello debiéramos tomar nuestras neurosis muy en serio con todas sus contradicciones y llevarlas a su misma conclusión, a donde la neurosis terminaría superándose a sí misma. La neurosis tiene todo lo que necesita -para volverse verdad- dentro de sí misma. En verdad, la neurosis ya es la propia verdad, pero en la forma de su rechazo, en la forma de tratar de esquivarla. La verdad es ineludible."

Esta es mi premisa de trabajo y el espíritu con el que inicié el grupo. Al principio intenté velar por este enfoque, pero cada vez se me hizo más necesario, si realmente quería aprender algo, el no interferir para dejarme llevar por la dinámica que se generaba entre todos. Ha sido genial y una impronta en mi carácter que no olvidaré. Pero ahora puedo ver (antes no) como los intereses personales de cada uno producen distintos enfoques y acercamientos al síntoma, a veces irreconciliables. Entiendo que haya una multiplicidad de puntos de vista, a cuál más ventajoso, pero si organicé un grupo era con la intención de proteger lo más frágil y al mismo tiempo lo más desdeñado que hay en mí, y no me refiero al "niño interior", sino al síntoma presente.

Por lo tanto, hablando como psicólogo (psico= alma, logos= discurso, o sea, ocupándome del discurso de la psique) a mí no me interesa tanto lo que quiere, por ejemplo, Verónica (ego-persona), como lo que le pasa a Verónica (el proceso que se da en y a través de ella). Quizás sea difícil de entender, y sin duda algunas pensáis de otra manera, incluso diametralmente opuesta, pero es con lo que yo me he comprometido. Y como me doy cuenta de que ha llegado un punto en que el dilema de los enfoques, de lo que piensa la una o la otra, de lo que es correcto o incorrecto, de lo que es indiscutible porque es científico, de reducir lo que soy a teorías al uso, etc, ha adquirido más relevancia que la observación desinteresada del proceso anímico, prefiero retirarme del grupo. Este momento posiblemente era inevitable y para nada hay que tomarlo como una cuestión personal. Sencillamente propuse las reuniones para encontrar un espacio de desahogo y comprensión, pero ya no siento que mi síntoma pueda ser visitado sin prejuicios (empezando por mí y mi querer controlar la situación, a través de valoraciones y conjeturas), y por eso decido abandonar el proyecto, lo que no tiene que significar dejar de vernos a nivel de amistad (tenéis todas mi número ¿verdad?).

Quizás más adelante me sienta preparado para coordinar un seguimiento psicológico, pero ya a otro nivel. En mí hay una vocación de servicio, pero al alma (psíquica), no a la ego-personalidad. La cuestión está ahora en si vosotras estáis dispuestas a seguir con el grupo que hemos creado entre todas. Me alegraría mucho que así fuera. Entonces deberíais pensar en cómo lo vais a plantear y cómo deseáis llevarlo. También pensad que, como todas sois chicas, estoy seguro que seríais bien acogidas en el grupo de mujeres que aman demasiado, que de hecho ya lleva tiempo funcionando.

Me cuesta mucho dar este paso. Realmente, contarme que pertenecía a un grupo de personas tan maravillosas ha sido un gran apoyo para mí. Os guardo mucho cariño y os confieso que me he vuelto vuestro amante dependiente, así que no me va a resultar fácil, pero creo que ahora mismo es lo más honesto.

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