Inicié el grupo de apoyo en setiembre, y la verdad que
estos seis meses transcurridos han sido fundamentales para mí. Desde el
primer momento lo planteé, no como un espacio dedicado a la terapia
personal, sino dedicado a escuchar al síntoma, sin una meta marcada más
allá de atender a lo que se presenta.
He insistido en el tema de
no interferir, ni aconsejar, ni buscar soluciones para el ego, pero me
doy cuenta, visto como se desarrolló la última sesión, de que me resulta
difícil respetar esta diferencia psicológica, refiriéndome a este
último término en el sentido que le da Giegerich, de distinguir entre
los intereses personales y el proceso de la psique.
Parto de la
premisa de Jung (en su última etapa) de que el símbolo (síntoma o
patología) tiene independencia propia y todo lo que necesita dentro de
sí mismo. Por eso no comparto que para atender un síntoma, que se me
presenta hoy en todo su esplendor, tenga que retrotraerme a una
situación pasada, vivirme actualmente como la víctima de mis padres, ni
reducir la riqueza de mi patología a electroencefalogramas y conexiones
nerviosas, porque el mito de la ciencia así lo exija, y mucho menos
considerar idóneo el manipularla a mi antojo por medio de la hipnosis,
como salió en la conversación.
La psiquiatría, la neurociencia, y
tantas psicologías modernas dedicadas a la "curación" del ego, me
parecen legítimas en su propio campo. Pero mi corazón está con la
psicología profunda (y me refiero a la corriente Freud, Adler, Jung,
Hillman, Giegerich... O sea, no a ninguno de ellos en concreto sino al
pensamiento que se mueve a través suyo), que pone todo su énfasis en
salvar al síntoma, o sea, al proceso del alma psíquica, atendiéndolo
como su objeto de estudio.
W. Giegerich lo expresa así: "No debiéramos tratar de salirnos y sacarnos nuestras neurosis, porque
este intento es la neurosis misma. Es el intento de escapar a la Verdad.
En lugar de ello debiéramos tomar nuestras neurosis muy en serio con
todas sus contradicciones y llevarlas a su misma conclusión, a donde la
neurosis terminaría superándose a sí misma. La neurosis tiene todo lo
que necesita -para volverse verdad- dentro de sí misma. En verdad, la
neurosis ya es la propia verdad, pero en la forma de su rechazo, en la
forma de tratar de esquivarla. La verdad es ineludible."
Esta es
mi premisa de trabajo y el espíritu con el que inicié el grupo. Al
principio intenté velar por este enfoque, pero cada vez se me hizo más
necesario, si realmente quería aprender algo, el no interferir para
dejarme llevar por la dinámica que se generaba entre todos. Ha sido
genial y una impronta en mi carácter que no olvidaré. Pero ahora puedo
ver (antes no) como los intereses personales de cada uno producen
distintos enfoques y acercamientos al síntoma, a veces irreconciliables.
Entiendo que haya una multiplicidad de puntos de vista, a cuál más
ventajoso, pero si organicé un grupo era con la intención de proteger lo
más frágil y al mismo tiempo lo más desdeñado que hay en mí, y no me
refiero al "niño interior", sino al síntoma presente.
Por lo tanto, hablando como psicólogo (psico= alma, logos=
discurso, o sea, ocupándome del discurso de la psique) a mí no me
interesa tanto lo que quiere, por ejemplo, Verónica (ego-persona), como lo que le pasa a Verónica (el proceso que se da en
y a través de ella). Quizás sea difícil de entender, y sin duda algunas
pensáis de otra manera, incluso diametralmente opuesta, pero es con lo
que yo me he comprometido. Y como me doy cuenta de que ha llegado un
punto en que el dilema de los enfoques, de lo que piensa la una o la
otra, de lo que es correcto o incorrecto, de lo que es indiscutible
porque es científico, de reducir lo que soy a teorías al uso, etc, ha
adquirido más relevancia que la observación desinteresada del proceso
anímico, prefiero retirarme del grupo. Este momento posiblemente era
inevitable y para nada hay que tomarlo como una cuestión personal.
Sencillamente propuse las reuniones para encontrar un espacio de
desahogo y comprensión, pero ya no siento que mi síntoma pueda ser
visitado sin prejuicios (empezando por mí y mi querer controlar la
situación, a través de valoraciones y conjeturas), y por eso decido
abandonar el proyecto, lo que no tiene que significar dejar de vernos a
nivel de amistad (tenéis todas mi número ¿verdad?).
Quizás más
adelante me sienta preparado para coordinar un seguimiento psicológico,
pero ya a otro nivel. En mí hay una vocación de servicio, pero al alma
(psíquica), no a la ego-personalidad. La cuestión está ahora en si
vosotras estáis dispuestas a seguir con el grupo que hemos creado entre
todas. Me alegraría mucho que así fuera. Entonces deberíais pensar en
cómo lo vais a plantear y cómo deseáis llevarlo. También pensad que,
como todas sois chicas, estoy seguro que seríais bien acogidas en el
grupo de mujeres que aman demasiado, que de hecho ya lleva tiempo funcionando.
Me
cuesta mucho dar este paso. Realmente, contarme que pertenecía a un
grupo de personas tan maravillosas ha sido un gran apoyo para mí. Os
guardo mucho cariño y os confieso que me he vuelto vuestro amante
dependiente, así que no me va a resultar fácil, pero creo que ahora
mismo es lo más honesto.
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