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La "otra" en nosotros que nos juzga |
Soy una mujer con capacidad y voluntad para desenvolverme en las
distintas facetas de la vida, pero a nivel emocional y de pareja tengo
todos los síntomas que se describen de la persona dependiente emocional.
Mi última pareja decidió hace ya 2 años, dejar la relación y se fue con
otra mujer. Creía que con el paso del tiempo, los síntomas irían
desapareciendo y encontraría la paz, pero estoy casi igual que el
primer día.
Desde hace 6 meses, voy a un terapeuta que me aplica la técnica del "brain spotting" pero dudo, en vista de los resultados, si esta terapia es la más adecuada para este trastorno.
Desde hace 6 meses, voy a un terapeuta que me aplica la técnica del "brain spotting" pero dudo, en vista de los resultados, si esta terapia es la más adecuada para este trastorno.
Necesito ayuda. Ya no puedo más y no deseo tirar mi vida por la borda. Pienso que ningún hombre merece la pena para que perdamos la cabeza, máxime reconociendo que tampoco fuí feliz a su lado y sin embargo, no puedo sacármelo de la cabeza.
...
Tus palabras resultan muy claras: "no deseo tirar mi vida por la borda", "ningún hombre merece la pena para que perdamos la cabeza". Tú lo explicas muy bien: "Soy una mujer con capacidad y voluntad para desenvolverme en las distintas facetas de la vida". Esto son ideas de una mujer que sabe lo que quiere, decidida y valerosa.
En cambio reconoces que hay otro ámbito de tu vida que te hace sufrir, y desde esta actitud heroica lo tratas como inadecuado porque no coincide con tus ideas de como debería ser la vida (te entiendo, a mí me pasa igual). Entonces piensas "esto no debería ser así", "yo no debería ser así", "yo debería ser más fuerte, heroica, decidida, estar por encima"... Y una y otra vez, tú como yo, acabamos estando hundidos. Es quizás el implacable juicio al que nos sometemos lo que más sufrimiento genera, por eso buscamos hacer terapias "que nos arreglen", como si fuéramos personas defectuosas.
En las reuniones no juzgamos ni intentamos cambiar nada, no
aconsejamos ni queremos nada que no sea ya, porque por encima de todo
aceptamos lo que hay, y si hay tristeza, debilidad,
flojera, angustia, dependencia, rabia, odio... hay que poder sostenerlo. Quizás la patología no está aquí
para que la cambiemos, quizás la patología llama a nuestra puerta para
transformarnos a nosotros mismos.